Los cinco príncipes de la nieve
Hacía mucho tiempo se encontraba un poderoso emperador cazando en un gran y umbroso bosque con sus hombres. En una de esas veces salió disparado por un enorme ciervo que entrevió tras la maleza y tan raudo fue a por la pieza que los guardias imperiales no pudieron cogerle y le perdieron repentinamente de vista. Lo peor de todo es que el monarca no cazó al final a ese ciervo y al anochecer tuvo que detener el caballo y comprendió entonces que no tenía caminos de retorno y salidas y aunque trató de buscarlos no dio con ninguno. En ese instante tras la penetrante oscuridad le sorprendió una anciana decrépita y huesuda, que era una conjuradora. - Buena señora –le dijo el Emperador con un tono de solemnidad y respeto-, ¿podríais indicarme alguna manera de salir del bosque? - Claro, claro, Señor emperador. Sin andarme con rodeos –atajó apoyándose en un bastón nudoso-… podr...