Los doce príncipes
Hac e tiempo, más del que creéis lectores, había un niño que caminaba diariamente por una ribera. De pronto, antes de volver a casa a almorzar, un montón de pompas de agua le acecharon y rodearon. Al querer esquivar una, Martín sorteó varias y al dar por hecho que se libraba de ellas, una le rozó laciamente y acabó den tro de una transparente y luciente burbuja de agua. Hizo amagos de salir de ella: dio patadas, puñetazos, chilló, propinó golpes, pero la burbuja era resistente como cristal blindado, y al mismo tiempo acolchada y flexible como un almohadón. Cuando Martín se cansó de buscar escapatorias, sin preverlo, se golpeó su burbuja contra una seta roja y de manchas blancas. Debajo del sombrero del hongo había un hombrecín (parecido a un duende, aunque verdaderamente no lo era) sentado, fumando un pipilla. - Oh, buen medio de transporte… –le dijo el pequeño fumador expulsando un aro de humo. - ...