La gineta y el hombre de musgo
Hacía tiempo un librero que trabajaba en una de las librerías más populares de su nación salió en su día libre a recoger hierbabuena y menta para las relajantes infusiones que preparaba su mujer. El domingo, que era su único día de libranza, se despidió el librero de la esposa y por el campo sin planearlo se adentró en unos vecinos bosquecillos. Al cabo de unas horas, el hombre tenía la cesta que llevó llena de hierbas aromáticas, pero igualmente quería hacerse con más al oler por los alrededores los aromas que le llegaban de las plantas frutales y de otras especies medicinales que contenían un perfume del todo peculiar. El librero se enrolló en coger una y entretenerse con las demás, y al final, sin previsiones, no supo con los líos por cuál camino fue. Durante las andaduras al hombre se le pegaron plantas trepadoras, ramajes y raíces en las botas, talones y en parte de las piernas y la cintura. Al librero le comenzó a pesa...