La bruja del pantano
Había una vez un rey recio y excelso en riquezas. Desde sus extensos dominios cernía sus vastos y ricos territorios. Era un rey ambicioso que conquistó muchos reinos. Este monarca tenía un hijo que era propenso a cabalgar y vivir aventuras por el mundo. Una vez, en una de ellas, salió lejos el joven a recorrer mundo y tras internarse por alamedas y verdes praderas llegó a un viejo y pútrido bosque. Era un bosque tan apagado que apenas entraba la luz del alba. El príncipe sintió algo de frío, más frío del habitual al ser un día neblinoso cayendo una llovizna molesta que al cabo de un rato terminó por destemplar al joven. El príncipe no se quedó parado e intento buscar algún refugio, mientras el agua aumentaba y la lluvia abofeteaba lo que rozaba y esta vez con mayor agresividad. El viento rugiente siseaba entre los árboles que se combaban con cada sacudida de aire. Por fortuna, contaba con un caballo que no sólo era más rápid...